1.05.2011

Bora Bora III







Las quemaduras del sol no nos sacaban la felicidad de haber pasado un día maravilloso en el agua de Bora Bora. No podíamos salir de nuestro asombro por la magnificencia del agua. La temperatura perfecta, el color soñado. Realmente vale la pena conocer éste lugar. Cerca del mediodía, mientras descansábamos en la playa, apareció nuevamente Werner. Charlamos durante un rato. El tipo estaba alojado en una camioneta abandonada. También nos contó que había dado la vuelta a la isla caminando. Le llevó unas 6 horas. El hombre no se amedrentaba frente a los precios de Bora Bora. No gastaba un mango en alojamiento, se alimentaba con avena, sus excursiones predilectas eran las caminatas, y si tenía que cagar o mear, siempre había un yuyal disponible. Le pasamos el dato de un resort abandonado a unos pocos kilómetros. Agradeció la data y se fue en busca de su próximo alojamiento ocupa.

Luego de disfrutar durante dos días del inconmensurable agua de Bora, decidimos que en nuestro próximo tramo en Polinesia tendría que primar la playa. Los consejos de nuestro vecino de cuarto Daniel, nos convencieron de cambiar nuestro tercer destino. La isla de Huahine por Raiatea.

Daniel, nuestros vecino de la pension Robert et Tina. El muchacho era de Esovaquia pero vivía en Australia, estaba de viaje con su padre de 75 años, y en cuanto tenía oportunidad se metía en nuestra habitación para hablar de lo que sea. Una maquina. No paraba. Cualquier tema le servía para demostrar su perfecto inglés y la necesidad constante de programar la vida suya y ajena.

Con el correr de los días y la ausencia de sol, el sujeto se fue asimilando cada vez al personaje de El Plomero de Peter Weir. Una vez que se fueron las nubes y el encierro me di cuenta que se trataba más bien de un personaje similar al de Daniel Araoz en El Hombre de al lado.

Según las averiguaciones pertinentes, Raiatea no tenía playas. Huahine si y nos habían hablado muy bien de algunas pensiones. Pagamos la multa de 20 dólares a Air Tahiti por el cambio. El vuelo nos permitió disfrutar desde el aire la mágica figura de la Isla de Bora Bora. Cómo comulgan el mar, el motu (isla) y la laguna.

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